29 de septiembre de 2009

Cartas de amor: Lo que quiso decir Jeni y no supo


A principios de septiembre, cayó en mis manos la carta de Jeni. Eran los primeros días de curso, cuando andaba pensando con qué actividad inciar las clases con los alumnos de 3º ESO. Cuantas más veces leía la carta, más segura estaba de que se le podía sacar mucho jugo. Así que preparé un documento con dos cartas: la de Jeni y el microrrelato de Francisco Candel "Carta de un gamberro de barrio".
El primer día, olía a verano en clase. La carta de amor les sorprendió, pero no estaba muy lejos de las experiencias que las vacaciones les habían regalado a más de uno. El debate fue encendido (nunca mejor dicho) y fructífero. El curso anterior habíamos leído los 101 poemas de amor y, algunos supieron relacionar el sentimiento de los protagonistas con otros estados amorosos.
También hablamos de ortografía, y de gramática textual (progresión temática, adecuación de registro...) con el propósito de analizar los aspectos que había que reconsiderar para someter el texto de Jeni a un "lavado estilístico".
Corregí los textos y hallé verdaderas joyas (y textos que recordar no quiero). Ayer iniciamos el tema de las variedades de la lengua. Descarté el resabido ejemplo de la amigdalitis (Me ha dicho el médico que a lo mejor me tienen que quitar las anginas| Ha venido hoy el paciente ése del que te hablé. Al final, voy a tener que operarle de anginas | El paciente presenta una hipertrofia amigdalar complicada con un proceso infeccioso. Mi consejo, caso de no reaccionar al tratamiento, es el de extirpar las amígdalas) y, en su lugar, mostré estas dos cartas. Ahora, hemos abierto otro debate sobre las limitaciones de la expresión, el desajuste entre pensamiento y expresión lingüística, es decir, sobre lo que quiso decir Jeni y no supo.


13 comentarios:

  1. Una acividad estupenda. Gracias por compartirla con todos. Un saludo desde Fuenlabrada.

    ResponderEliminar
  2. Perfecta utilización de la carta de la amiga Jeni para hablar de amor, de ortografía, de niveles de lengua... Y, también, perfectas las respuestas que has obtenido de tus alumnos. Seguro que ahora la carta de la Jeni se ha llenado de contenido lingüístico y literario de una forma natural, intuitiva casi y han aprendido más que si hubieras utilizado el texto de la amigdalitis.
    Sigo pensando que la Jeni y el Jonatan tienen una entrevista en RadioWeb 2.0. Ya veo su sección: Sin zetas no hay paraíso... :)

    ResponderEliminar
  3. Anónimo10:56 p. m.

    Estimada Lourdes (dos puntos).

    Como siempre, tus ideas y ejemplos me muestran cuál es el camino. Los chicos del PCE a los que les imparto Ámbito de Comunicación agradecen más que nadie que lo que se aprende en clase sirva para algo. ¿Valorarán la oportunidad que les brinda corregir la carta de la Jeni? Seguro que sí. Les explicaré entonces que el agradecimiento te lo deben a ti.

    Gracias.

    ResponderEliminar
  4. Biblos, agradezco tu visita. La actividad se gestó de forma casual, pero el resultado ha sido provechoso.
    Marcos, ¿tú te imaginas el programa? Pues, entonces es que es posible. Quizá una tertulia sobre la ortografía. Pensemos...

    Anónimo, de biennacidos es ser agradecidos, así que yo te doy las gracias por tus palabras.

    ResponderEliminar
  5. Nos encantan tus propuestas. Podría haberla utilizado en bachiller, porque en mis segundos de la ESO te aseguro que la encontrarían completamente estándar ("pos este berano bajemos yo y mi novia a la playa i to eso"). Me guardo la referencia, porque confío en sacarle provecho muy pronto. Ya te contaré. Gracias.

    ResponderEliminar
  6. Felicito a "la Jenni" y "al Jonatan", y sus aportaciones al chascarrillo y las clases de Lu. Como siempre genial, Lourdes. Saludos

    ResponderEliminar
  7. Hemos trabajado en el aula la carta de Jeni, limpiándola y enriqueciéndola. Luego les he propuesto que sean ellos los que escriban una carta de amor que no habría que identificar como personal sino mejor como ficticia. He leído unas setenta cartas de amor llenas de tópicos pero en las que siempre hay una imagen aprovechable y personal que merece la pena. El género de la carta amorosa está abierto a las convenciones y lugares comunes, tanto que todas terminan asemejándose en la forma y en el fondo. No obstante, entre todas las leídas se pueden encontrar seis o siete que destacan por su enfoque más original.

    ResponderEliminar
  8. Antonio, también les he leído las cartas a los alumnos de bachillerato, como introducción al tema de los niveles de lengua. Alguno se quedó boquiabierto.
    Ya nos contarás tu experiencia. Las posibilidades de explotación no se agotan.

    Martín, me hubiera gustado conocer al Jonatan y ver con mis propios ojos su "tableta", pero me temo que es imposible. A Jeni, me hubiera gustado leerle las contribuciones de mis alumnos. Se sorprendería.

    ResponderEliminar
  9. Joselu, vivimos vidas docentes paralelas. Yo también he corregido unas 70 cartas. Algunas muy simplonas, otras muy románticas y algunas bastante "eróticas". Ha sido una propuesta de escritura en la que no ha habido deserciones. Todos la han entregado. El tema del amor les interesa y se han esforzado por lograr un texto aceptable.
    Y aprender, creo que han aprendido más de lo que hubiera imaginado. Los debates que se han desatado a partir del texto no se me hubiera ocurrido plantearlos, y si lo hubiera hecho, probablemente no hubieran tenido el mismo calado.

    Seguimos compartiendo

    ResponderEliminar
  10. He estado ponderando la actividad con mu amiga Almu, traductora multilingüe, profesora y lingüista experta y hemos llegado a una conclusión antipática: la idea de la actividad nos gusta, pero los materiales no tanto, de hecho, la carta de la jeni nos parece mejor escrita (ortografía y puntuación aparte) que el horrendo relato de Candel. Mientras aquélla es espontánea y visceral, auténtica en su limitada expresión, y se ciñe a un registro concreto -coloquial preadolescente semianalfabeto- el relato es un burdo pastiche inauténtico, sin verdad humana, lingüísticamente burdo y literariamente ridículo. Veamos por qué: mezcla pinceladas léxicas de un registro coloquial ucrónico y falso con términos estereotipados de procedencia culta y una sintaxis impropia de dicho registro y, para colmo, por momentos trata de impostar un lirismo kitsch literariamente irrisorio. Por no hablar del subtexto, que es descaradamente machista y clasista. Suena todo a los tópicos de ese costumbrismo barato que destilan esas abominables series televisuales (Aída, Fisica o química, etc...) que muchos tenemos como antimodelo de lengua y narrativa audiovisual.

    Hemos recordado textos de por ejemplo Cabrera Infante, Cela, Fernández Santos, Sastre, etc. cuando emplean el registro coloquial o lo mezclan en el discurso con registros estándar y aúlico y, en fin, nos hemos quedado algo desasosegados, porque éstos, por distintas razones, tampoco parecen apriados a los niveles de E.S.O.

    Qué difícil me sigue pareciendo encontrar textos para este tipo de actividades.

    ResponderEliminar
  11. Odradek, no me sorprende para nada tu (vuestro) juicio sobre el relato de Candel. Acepto la dura crítica que expones, pero en algo discrepo. Los dos textos no son comparables en absoluto. La carta de Jeni es real, nace de una situación vivida y no hay filtro ninguno que pervierta el sentir de esta joven analfabeta funcional. En cambio, el texto de Candel es un microrrelato que adopta la estructura epistolar.
    Al margen de esta diferencia, si puse la carta es porque el Frasquito es un tipo social muy común, al menos en el ámbito en el que me muevo. El chulo ligón al que nada ni nadie le arredra. El violento que soluciona sus problemas a base de intimidaciones. Diría que es casi una caricatura, porque los que conozco se reirían del Frasquito y su historial amoroso. La chica “chachi”, no responde a un perfil tan común. Cierto. Incluso diría que el relato es pacato en el punto del catecismo, pero para eso hay que contextualizar la historia. No hace tantos años, la religión era un deber para señoritas. Pero, aparte de tu valoración sobre el estilo coloquial impostado de Candel, si esta carta da de sí es por todas las implicaciones sociológicas.
    En fin, agradezco que hayas expuesto tu opinión sin tapujos.

    ResponderEliminar
  12. No entiendo dónde está la discrepancia que anuncias, aunque deduzco que se trata de la validez del texto de Candel.

    Obvio que son dos textos distintos, pero en la actividad los presentas juntos por lo que les une bajo el epígrafe "cartas de amor sui generis", donde la primera contiene "lo que Jeni quiso decir y no supo" y la segunda -deduzco, tal vez equivocadamente- lo que el tal Frasquito sí supo decir.

    Luego está la cuestión del subtexto. El relato no habla ni por asomo de ninguna clase de amor, sólo escenifica burdamente la representación estereotípica de un donjuanismo barriobajero bastante tópico, burdo y creo que hasta anacrónico.

    Obviamente, en mi visión pesa -tal vez incluso demasiado- el disgusto ante la estética literaria del costumbrismo populista al que se adscribe el texto.
    De todos modos, si en tu contexto funciona, nada que objetar.

    Lo que en ningún caso cuestiono es tu encomiable capacidad para diseñar actividades en las que, incluso desde la discrepancia, como en este caso, siempre encuentro algo valioso.

    ResponderEliminar
  13. Anónimo2:42 a. m.

    Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

    ResponderEliminar

Deja un comentario