DOS DEFINICIONES
1. "No sé, a veces, distinguir si una frase feliz que está en mi memoria la aprendí de unos labios, en palabra dicha, o de un libro, de la palabra impresa. Sería insensatez oponer las dos formas del habla; y toda la educación como es debido debe proponerse como finalidad una integración del lenguaje hablado y escrito." Pedro Salinas. El Defensor.
2. La competencia en comunicación lingüística se refiere a la utilización del lenguaje como instrumento de comunicación oral y escrita, de representación, interpretación y comprensión de la realidad, de construcción y comunicación del conocimiento y de organización y autorregulación del pensamiento, las emociones y la conducta. REAL DECRETO 1631/2006
UNA INTERPRETACIÓN
En apariencia, ambas definiciones son distintas. Y sí, difieren en la forma, pero no en el fondo. De las dos se deduce que la enseñanza de la lengua debe estar al servicio de la comunicación (hablada y escrita). Aprender lengua es aprender a usarla y a comunicarse más y mejor. ¡Nada nuevo en el horizonte! Estas premisas son la raíz sobre la que se ha levantado la pedagogía de la lengua en los diferentes despliegues curriculares y sobre la que se sustenta el concepto de competencia lingüística.
Este mapa conceptual recoge la idea de competencia lingüística sobre la que sustentamos nuestra programación. Quizá pueda arrojar un poco de luz, ante la confusión generalizada por la exigencia de programar por competencias.
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Se aprende a escribir leyendo, escuchando pero sobre todo escribiendo. Cada vez que planteo a los alumnos un ejercicio escrito sea del tipo argumentativo, descriptivo o literario pienso que el ejercicio en sí mismo es positivo. Han de ordenar ideas y darles forma que podemos luego pulir y enriquecer, ensanchar en definitiva. No sé si eso es el dichoso aprendizaje por competencias pero es propio del sentido común. La lengua escrita se aprende escribiéndola con distintos propósitos. Totalmente de acuerdo, aunque no puedo concluir que la frase de Pedro Salinas sea totalmente oportuna hoy. Lo que se puede oír en general no es habitualmente un modelo de belleza o de cuidado de la lengua, siendo ésta una de las mínimas preocupaciones del conjunto social, incluidos los medios informativos. Aunque cuando escucho a Antonio San José en el Cara a cara de CNN plus me doy cuenta de que hay periodistas y periodistas.
ResponderEliminar"Dime qué exámenes pones y te diré quién eres". Hace tiempo que los exámenes me dicen muy poco de los alumnos. A lo sumo, un examen de lengua puede dar idea de la competencia lingüística, pero muy poco de la pragmática o de habilidades comunicativas relacionadas con la sociedad. Nunca he sido capaz de encasillar mi trabajo en esa sucesión de objetivos que marcan las leyes. Me siento más cómodo pensando que busco las competencias, pero tampoco estoy dispuesto a reducir mi práctica docente a un casillero de competencias desglosadas. Es todo tan difícil...
ResponderEliminaren la pedagogía Montessori, se aprendi primero a escribir y luego a leer, al contrario de lo que dice Joselu, creo que es más acertado, pues los niños y niñas tienen periodos sensibles y por experiencia, les interesa antes aprender a escribir que a leer. Imagino que esto se debe a la inmensidad de las palabras, a encontrarse con cosas escritas y que se deben descifrar. Al contrario, escribir es inventar, es imaginar, es soltar toda la creatividad del niño o niña. En esta pedagogía se aprende a escribir con letras rugosas y letras móbiles, no se enfrenta al niño o niña al lápiz si no quiere, ya que también es algo complicado que debe aprenderse a manejarse, es mejor una cosa a la vez. Muchos acaban con traumas lapizero.
ResponderEliminarsino, en la educación creo más interesante cambiar el modelo actual completamente, incluso en la pedagogía antes de entrar en debates que solo redundan en el fracaso.
saludos
Definitivamente todos jugamos a las cuatro esquinas: expresión oral, expresión escrita, comprensión oral y comprensión escrita.
ResponderEliminarCon cuaderno o con tablet PC, con portátil o con libro de texto, con lápiz o con boli... el profe de Lengua siempre juega a las cuatro esquinas. Así lo creo, sinceramente... porque ¿qué fue primero el huevo o la gallina?
Verdaderamente hay expresiones que hacen fortuna rapidamente (vease programar por competencias) y se convierten en la panacea sin que se haya asimilado del todo cual puede ser su contenido. Es complicado pensar que se puede programar por competencias cuando nuestro curriculo esta organizado por areas y con contenidos, criterios, etc. Como mucho lo que se puede hacer es indicar como se reflejan las competencias basicas a traves de los objetivos generales que se marquen para cada curso o a traves de las actividades que se programen para cada unidad didactica.
ResponderEliminarSi al hablar de programar por competencias nos referimos a las competencias especificas del area entonces nos tendremos que referir a los indicadores de evaluacion que desglosan cada uno de los criterios de evaluacion.
Por tanto, detras de la expresion programar por competencias estan los elementos curriculares siempre que se trabaje con una metodologia activa, participativa, utilizando las TIC de manera eficaz, desarrollando la autonomia del alumno y favoreciendo la reflexion sobre lo aprendido y sobre como se aprende, desarrollando el dialogo y el respeto entre iguales, etc. es decir claves basicas para tener en cuenta en la actividad didactica.
Joselu, en educación y en todos los ámbitos, hay que echar mano del sentido común, y éste nos dice que enseñar lengua es, ante todo, mostrar modelos y eso significa también analizar y comentar contramodelos. No sé en otros ámbitos, pero en lengua nos movemos siempre entre las "cuatro esquinas" que cita Marcos.
ResponderEliminarAntonio, la dictadura de las tablas de programación no conduce a nada. Lo que importa es el enfoque de la enseñanza. Hace unos años, en lengua, se hablaba del enfoque comunicativo. Ahora esta expresión parece algo "demodée" y, en su lugar, aparecen la competencia comunicativa.
Eloi, cambiar la metodología es el quid de la cuestión. Es lo que intentamos muchos docentes a diario. En esa lucha, estamos muchos.
Bloggeando, vaya por delante que admito mi inseguridad ante la nueva jerga profesoral sobre las competencias.
ResponderEliminarSi lo he entendido bien…
1. “Programar por competencias” solo es posible desde la transversalidad (palabra, esta última que, tras una etapa de protagonismo indiscutible, parece entrar en recesión).
2. Exige un planteamiento global de los supuestos educativos más allá de la parcelación de los saberes en materias dentro de un marco horario, a todas luces antipedagógico.
3. Las competencias no son evaluables aritméticamente.
En medio de la desorientación, la solución que se está dando a las competencias es inversa. Se programan unidades didácticas y se analizan los objetivos y los contenidos buscando en ellas la presencia de las competencias. Mi duda es si esta reversibilidad pervierte la ortodoxia del sistema.
Lo que sí constato es que solo es posible hablar de competencias en la ESO. Por más que hablen de ellas en el bachillerato, todos sabemos que es imposible teniendo en cuenta que, si hay un objetivo en este nivel, es el de preparar a los alumnos para la prueba de selectividad. A los estudiantes, un desliz puede cerrarles el acceso a la Facultad que ellos desean.
Ufff, creo que me he extendido mucho.
Te pido perdón de antemano , Lu, por la extensión del comentario; pero no me he podido aguantar.
ResponderEliminarA mí me sigue gustando lo del enfoque comunicativo. A veces se sustituyen unos términos por otros, pero el fondo (en Salinas, en el enfoque comunicativo, en la competencia comunicativa...) es el mismo. Y la pena es que tras los años todos manejamos el nuevo lenguaje; pero del fondo, ay del fondo, a menudo sólo quedan pequeños restos.
Copio -y resumo- de un libro de hace unos cuantos años de Carlos Lomas:
"... los objetivos de la educación lingüística y literaria en la enseñanza están expresados en términos de capacidades expresivas, comprensivas y metalingüísticas que el alumnado ha de intentar adquirir como consecuencia de sus aprendizajes lingüísticos y literarios. Este enfoque comunicativo de la enseñanza de la lengua subraya como objetivo esencial la mejora de la competencia comunicativa de los alumnos, es decir, de su capacidad para comprender y producir enunciados adecuados a intenciones diversas de comunicación en diferentes contextos comunicativos. La adquisición gradual de la competencia comunicativa se alcanza cuando se usan de forma apropiada un conjunto de conocimientos, destrezas y normas que son esenciales para comportarse comunicativamente no sólo de una manera correcta sino también, y sobre todo, adecuada a las características del contexto y de la situación de comunicación en que tiene lugar el intercambio lingüístico y comunicativo. O sea, cuando se posee:
a. Competencia lingüística, entendida como capacidad innata para hablar una lengua y a la vez como conocimiento de la gramática de esa lengua.
b. Competencia sociolingüística, referida al conocimiento de las normas socioculturales que condicionan el comportamiento comunicativo en los diferentes ámbitos del uso lingüístico. Competencia asociada a la capacidad de adecuación de las personas a las características del contexto y de la situación de comunicación.
c. Competencia discursiva o textual, relativa a los conocimientos y habilidades que se precisan para poder comprender y producir diversos tipos de textos con cohesión y coherencia.
d. Competencia estratégica, que se refiere al conjunto de recursos que podemos utilizar para reparar los diversos problemas que se pueden producir en el intercambio comunicativo (desde los malentendidos hasta un deficiente conocimiento del código) y cuya finalidad es hacer posible la negociación del significado entre los interlocutores.
Conviene añadir a estas competencias otras dos que, aunque cabe incluirlas en el ámbito de la competencia textual o discursiva, tienen una especial significación pedagógica: una competencia literaria (que incluye los conocimientos, habilidades y hábitos que hacen posible el uso y disfrute de los textos literarios) y una competencia semiológica (que incluye los conocimientos, habilidades y actitudes que favorecen una interpretación crítica de los usos y formas de los medios de comunicación de masas y de la publicidad).
Lo dicho, Lu; lo siento. No volverá a pasar.
Carlos, yo sí siento no haber respondido tanto a tu atinado comentario-cita. Unas nubes muy grises se han instalado en mi día a día.
ResponderEliminarEl texto que transcribes habla por sí mismo.
Te voy a hacer una confesión: atesoro todos los artículos de Carlos Lomas que leo en distintas publicaciones. Ahora mismo tengo uno en la mesa publicado en "Cuadernos de pedagogía" en el número de verano de 1993 "Los lenguajes de la persuasión". Han transcurrido dieciséis años y sigue siendo vigente.