Este año los protagonistas de mi Día del Libro han sido dos jóvenes y tres libros breves.
Dos ex alumnas han tenido su parcela en esta festividad y creo justo hablar de ellas.
I) Tere Ramos es ilustradora. Tiene su propio blog. Después de algunos vaivenes profesionales (estudió Filología Hispánica) ha orientado su carrera hacia la ilustración infantil. El Día de Sant Jordi salieron a la luz sus dos últimos trabajos: El árbol que no podía sonreír y La Rosa de Sant Jordi.
II) Jia Jia Wang es economista, pero su carrera también ha sufrido algunos requiebros. El Día de Sant Jordi estuvo en la Feria del Libro de Barcelona presentando su trabajo: un método para enseñar chino a niños españoles que le ha merecido el Premi UPF Emprèn. (Aquí podéis escuchar la entrevista que le hizo un alumno de la revista)
III) Tres firmas me han ocupado el Día: Edith Warton, Stéphane Hessel y Enrique Vila-Matas. Empezaré por citar el libro de este último: Perder teorías. Es una obrita que me parece inclasificable, pues podría catalogarse de ensayo o diario o novela, o todo a la vez. El lector que conoce la obra de Vila-Matas sabe que ese es su juego, romper los límites de los géneros y adueñarse de la conciencia de la escritura y convertirla en materia literaria.
El otro librito es de Edith Wharton, un artículo muy recomendable titulado El vicio de la lectura. Su análisis sobre el mundo editorial y el perfil de ciertos lectores (mecánicos y natos, como los llama) sigue siendo vigente, a pesar de que lo escribió en 1903. Advierte la autora de que “la obligación de expresar una opinión de todo libro del que se habla ha conducido al hábito reprensible pero natural de apropiarse de las opiniones de otros”. Uno de los libros de los que “se habla” mucho y el tercero que he leído es ¡Indignaos ¡ de Stéphane Hessel. No voy a caer en la tentación de parafrasear a voces reconocidas de la crítica, sino a cederle la palabra a mi hijo (18 años), pues coincido con él en estas apreciaciones.
El otro librito es de Edith Wharton, un artículo muy recomendable titulado El vicio de la lectura. Su análisis sobre el mundo editorial y el perfil de ciertos lectores (mecánicos y natos, como los llama) sigue siendo vigente, a pesar de que lo escribió en 1903. Advierte la autora de que “la obligación de expresar una opinión de todo libro del que se habla ha conducido al hábito reprensible pero natural de apropiarse de las opiniones de otros”. Uno de los libros de los que “se habla” mucho y el tercero que he leído es ¡Indignaos ¡ de Stéphane Hessel. No voy a caer en la tentación de parafrasear a voces reconocidas de la crítica, sino a cederle la palabra a mi hijo (18 años), pues coincido con él en estas apreciaciones.
No es un libro combativo. El título invita a la indignación, pero el texto es más bien templado, pausado. Quizá, mamá, es porque quien lo escribe está ya en la vejez y observa la realidad desde la experiencia, pero sin la energía suficiente para luchar. Es un texto de alguien que ya no puede ser activista si no es con la palabra, pero que se siente con el deber moral de trasladar a las nuevas generaciones su espíritu luchador. Hay algo que no acabo de entender y es por qué no da más detalles de su pasado. El libro me ha parecido un borrador, unos apuntes. Está bien que incluyan el apéndice final con las aclaraciones, pero el autor debería dar más detalles sobre su labor de espionaje, por ejemplo. Él es parte de la historia, pero nosotros no tenemos tanta información sobre los conflictos que cita como para hacernos una idea de los riesgos que corrió. El mensaje es claro, pero la forma de decirlo no me resulta convincente. Si fuera un trabajo escolar, me dirían que la tesis es buena (“Indignaos”), pero los argumentos están poco desarrollados. Quizá estoy siendo muy crítico, pero tengo mis dudas de que el libro consiga su objetivo: mover conciencias.
Espero que prevalga la idea que subyace en el libro a su poder de persuasión y que los jóvenes tomen las riendas de la indignación. El momento en que vivimos así lo exige. Creo.
Un día del libro muy completo, Lu. Supongo que sentirás algo muy bonito viendo crecer así a tus alumnas (de la ilustradora ya habías hablado aquí y he ido siguiendo su blog pues sus ilustraciones me encantan)
ResponderEliminarEn cuanto a los libros, gracias por las recomendaciones y por la crítica. No he leído ninguno. "Indignaos" me lo pasaron ayer y viene precedido de varios comentarios negativos. Eso sí, ninguna crítica como la de tu hijo: muy razonada y mejor argumentada. Además, al ser (por edad) parte del público que, se supone, debe reaccionar con el libro, su opinión tiene aún mucho más peso. Un placer leerle. (De casta le viene al galgo)
Tus alumnos y tu hijo desmienten las visiones de una juventud apática y poco motivada. Les estamos echando la culpa de algo que hemos montado y hemos estropeado nosotros (un amigo me pasó una reflexión muy lúcida acerca de la falta de emprendedores).
ResponderEliminarPor lo que respecta a tus lecturas, me apunto la de Vila-Matas, de quien leí hace poco Dublinesca. El miniensayo de Warthon es delicioso y tiene algunas frases antológicas; el de Hessel me pareció un poco flojo, como a tu hijo, quizá por las expectativas que los medios habían ido creando.
Gracias por tus reflexiones en voz alta.
Comprendo que estés orgullosa de tus exalumnas, tanto de la ilustradora como de la economista, pues han decidido vivir del libro y lo han conseguido.
ResponderEliminarSobre las tres lecturas breves que mencionas, de Vila-Matas leí, hace no mucho,Bartleby y compañía, el famoso ensayo en el que retrataba a los escritores que, en un momento dado, dejan de escribir para siempre.
El libro de Edith Wharton no lo conozco, pero siento curiosidad por leerlo. Me recuerda, en su planteamiento, a La experiencia de leer, de C. S. Lewis, donde la intuición ocupa el lugar que hoy monopolizan las teorías psicológicas, sociológicas o pedagógicas.
También he leído el libro de Hessel y comparto la impresión de que es una obra inacabada, hecha a "vuelapluma" con motivo del discurso improvisado, base real del libro, que dio hace un par de años con sus compañeros de la Resistencia. No sé por qué, pero ha sido muy parecida a la que experimenté cuando leí El libro de arena de Borges, en el que reconocía su voz, su estilo y sus temas característicos, pero de forma adulterada, tal vez por la consciencia de que había una mano que copiaba, al dictado, las palabras del escritor ciego y que, de alguna manera, aunque las reflejara, fielmente, las contaminaba. Con Hessel, un hombre ya nonagenario, no sería difícil que hubiera una mano que copiara sus palabras y que se apresurara a publicarlas, no tanto por la urgencia del momento, sino por la proximidad de la muerte del escritor. Por lo demás, apela demasiado al pasado, y no se recrea demasiado en los detalles, porque, creo, que ya publicó sus memorias; lo hace como punto de referencia para comprender la situación actual y porque considera que los valores de entonces, la idea de la indignación, el inconformismo, deben volver ahora, más que nunca, de la mano de los jóvenes. Para encender la mecha se vale de la palabra, de este librito, el símbolo de su indignación; no es por tanto, una postura pasiva que delega enteramente el deber ético y cívico de la indignación en los jóvenes ni creo que pare, si aún vive, cuando considere que ha removido conciencias: es una decisión activa que, de alguna manera, se ha visto obligado a tomar, ante el conformismo de una sociedad anestesiada por el estado de bienestar, por la cultura del ocio y por el individualismo más recalcitrante, que prefiere contemplar cómo pierde sus derechos, adquiridos, con tanto esfuerzo, durante los últimos siglos, a salir a la calle, juntos, para defenderlos.
lo siento la parrafada, Lu.
Un saludo.
Las ilustraciones Tere son preciosas, es estupendo poder seguir la trayectoria de los alumnos y comprobar que han llegado a buen puerto. De los libros no puedo hablar, no he leído ninguno, aunque el análisis de tu hijo sobre la obra de Hessel parece estar bien argumentado. Como dice Antonio, lo de echarle la culpa a la juventud es un tópico que tiene milenios, ellos siguen las pautas que han marcado los que les precedieron. Un abrazo.
ResponderEliminarInés, algo hay en las palabras de mi hijo que recuerdan su pasado de bachiller, pero su crítica me alegró muchísimo, porque a pesar del desencanto que sintió al leer el libro, supe que estaba pidiendo a gritos una voz (con autoridad como la de Hessel) que activara a la generación que representa.
ResponderEliminarAntonio, el texto que enlazas refleja una realidad indiscutible. Los jóvenes no lo tienen fácil, pero hay que enseñarles a ser valientes. Jia jia cuenta en la entrevista que tienen un déficit de 10.000 €, pero su espíritu emprendedor la anima a seguir adelante. Y con empeño, lo logrará.
Héctor, te agradezco muchísimo "la parrafada" porque contextualiza el libro y las circunstancias de su escritura con datos que desconocía y que pueden ayudar a entender mejor su sentido.
ResponderEliminarCarlota, es cierto que es una satisfacción ver cómo los alumnos se van forjando su futuro. Pero hay algo mejor y es que mantengan el vínculo de amistad suficiente para compartirlo y saber que nos alegramos.
Me quedo con el regusto que se desprende de esta entrada de una juventud prometedora, crítica, interesada en la actualidad, con una visión personal de las cosas. La reflexión de tu hijo me ha asombrado.
ResponderEliminarLos libros que mencionas no los he leído pero me los apunto para el futuro. En cuanto a la crítica de tu hijo, es impresionante que un chaval sea capaz de analizar un libro y de hacer una reflexión tan suculenta.
ResponderEliminarComo ya han comentado, ¿cómo podemos pretender que la juventud sea hoy inconformista si nosotros somos lo más pasivo e individualista que he visto en mi vida?
Si el futuro que nos espera está representado por tus exalumnas y por tu hijo, ¡bendito futuro! Como te dice Inés, son dignos representantes de su profesora y de su madre. Fantásticos trabajos y sensata reflexión de Pau. ¡Felicidades!
ResponderEliminarSilvia, Virginia, Marcos, es preciso confiar en los jóvenes. Si les cedemos la palabra, nos sorprenden siempre.
ResponderEliminarPara fomentar y mejorar en lectura, os invito a entrar en:
ResponderEliminarwww.cuentosytalleres.es
Os gustará.
Gracias, Fernanda, por la recomendación.
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