Desde que se lanzó a la Red el proyecto Purpos/ed, he empezado y desechado varios borradores intentando dar respuestas a la pregunta ¿Cuál es el propósito de la educación? La falta de tiempo para dar forma definitiva al texto y el hecho de que otros hayan atinado en su respuesta me han ido dejando fuera de juego. Pero como estoy en sintonía con las líneas generales del proyecto, me he acogido a este consejo del apartado básicos para hacer mi aportación: Las personas suelen prestar más atención a lo que decimos si nuestras afirmaciones se basan en evidencias.
Entiendo la educación como un concepto triangular en el que convergen la teoría, la práctica y la gestión. La primera corresponde a los pedagogos; la segunda, a los docentes; y la tercera, a la administración. En una situación ideal, los tres agentes deberían trabajar por los mismos fines, pero en la realidad, todos sabemos que no es así.
Evidencias
No hace mucho, mi centro se ha visto involucrado en una auditoría para medir los indicadores de calidad.
Parafraseando a León Felipe,
Digo tan sólo lo que he visto.(1) Nos han exigido tablas comparativas de aprobados y suspensos. Balances numéricos en los que se diluyen por completo el contexto educativo en el que se han obtenido (alumnos con NEE, alumnos sin alfabetizar de las aules d’acollida…).
Y he visto:
que la educación la mecen los datos (1),
que el trabajo y la ilusión del docente los ahogan con documentos (2),
que los problemas de los alumnos los taponan con informes (3),
y que las auditorías...
ha inventado los sellos (4).
Yo no sé muchas cosas, es verdad.
(2) Desde hace mucho tiempo en mi departamento, distinguimos entre la programación y el balance. El primer documento contiene, en líneas generales, los objetivos del curso, las metodologías de trabajo y los criterios de evaluación muy detallados y consensuados (esto le gustó a la auditora). El balance es el relato de las experiencias de aula. Este documento es esencial para nosotros porque incluye todas las variables del curso (tipología del alumnado, ajustes de calendario, inclusión de nuevas propuestas…). Por media, el balance trimestral tiene una extensión de unas 10 o 15 páginas, que la auditora rehusó leer. A cambio nos dijo que debíamos calcular la desviación entre el cómputo de horas previstas para cada unidad y las reales.
(3) Todo tiene que constar por escrito. Todo. Absolutamente todo. Los auditores no saben que hay cosas que no pueden dejarse por escrito. Los problemas de algunos alumnos son tan graves que es un riesgo dejar constancia detallada de los mismos. La confidencialidad de los documentos no es segura.
(4) Los mecanismos de control empresarial han entrado con fuerza en el terreno educativo. La competitividad entre centros se hace cada día más agresiva. La ley de autonomía de centros aprobada en Cataluña abona todavía más prácticas empresariales como la selección de plantilla.
Yo no sé muchas cosas, es verdad, pero sé lo que no debe ser la educación:
1. Un banco de datos
2. Un modelo social discriminatorio
3. Un entorno dirigista
4. Un sistema inmovilista
5. Un escaparate de tendencias sin fundamento pedagógico
Acabo de estar en un congreso sobre formación en el que me han dejado bastante preocupada muchos de los conceptos que se repetían. En concreto participé en un taller en el que nos explicaron la experiencia de los proyectos de Autonomía en Cataluña y no encontré forma de darle sentido a tanta plantilla, a tanto indicador y a tanto bombo para concluir que no había ninguna constancia de mejora en el aprendizaje de los alumnos. No sé, estoy a favor de rendir cuentas, de la cultura de la evaluación de nuestra tarea, pero... ¿Cómo en una fabrica? Nuestro material de trabajo, personas en crecimiento con situaciones complejas ¿resiste la fría aplicación de criterios empresariales?
ResponderEliminarNo sé,no sé... Cuánta razón tienes.
Absolutamente de acuerdo, Lu. En mi centro hemos sido sometidos también a auditorías de calidad, de gestión medioambiental, de procesos con personas... estos últimos años. Por lo general, suelo mostrar mi incredulidad y mi incomprensión con estos procedimientos, pero yo sólo soy un engranaje, opino pero no decido. De todos modos nunca he entendido cómo es más importante que haya constancia (documentos) de todos los procesos y que interesen más que los propios resultados, sean buenos o malos; nunca he entendido la filosofía empresarial que llama a los alumnos, clientes... En fin, que muchas veces he solicitado un diccionario Calidad-Castellano, Castellano-Calidad porque no entiendo muchas de las cosas que nos obligan a hacer, pero claro, yo no entiendo de calidad ni, por lo que parece, de Educación... :)
ResponderEliminarPensaba que estas cosas que cuentas solo pasaban en mi comunidad (Castilla y Leon). Ahora veo que el mal estaba mas extendido de lo que pensaba. Cuando el proposito de la educacion lo marcan los gestores, los expertos en marketing, los burocratas entonces la educacion se convierte en un desproposito. Gracias por escribir de forma tan clara y concisa lo que muchos sufrimos.
ResponderEliminarBlogge@ndo, la ley de autonomía de centros en Cataluña me ha dado muchos dolores de cabeza. He tenido serias discrepancias con compañeros a los que aprecio, pero no entiendo que para mejorar la educación, los centros tengan que convertirse en correlatos de empresas donde el director ejecutivo elige a sus "súbditos". Con los años, las relaciones entre los miembros de la comunidad educativa se van a deteriorar, porque la ambición va a estar por encima del buen hacer.
ResponderEliminarMarcos, las auditorías son informes de cantidad no de calidad. Se mide la eficacia de los centros por la cantidad de documentos que registran la actividad del centro. No negaré que en muchos casos, son necesarios y que ayudan a realizar mejor algunas tareas, pero en la mayoría de los casos todo se reduce a cifras, a frías cantidades deshumanizadas.
J.C. Miguel, la educación no debe ser monopolio de ninguno de los tres agentes que la componen, pero si se hacen con el poder los gestores -como parece que es el caso-, entonces estamos perdidos.
ResponderEliminarGracias por tu visita.
Pasé una evaluación ISO y entiendo lo de los datos. En nuestro caso, al tener cursos profesionalizadores el absurdo se multiplicaba y en la auditoría aparecieron preguntas cómo el coste de determinados bolígrafos, por qué no habíamos dado X sesión (día de conflicto gordo en el centro) en la fecha prevista, número de abandonos al cumplir los 16... No preguntaron por los cambios en los alumnos, por nuestras necesidades, por el contexto familiar, por las innovaciones en clase, por el proyecto interdisciplinar.... La calidad es todo menos un sello de calidad, iso, auditoría o ppce.
ResponderEliminarSeguid luchando por arreglar lo posible, que todo se agradece por los que nos tragamos la otra parte de tanto papeleo...
ResponderEliminar¿No habéis pensado en alguna queja, más "formal", contra este sistema? A pocos profesores conozco que estén de acuerdo con él, y creo que si os uniérais podríais conseguir mucho...
Sea como sea... ¡¡ÁNIMO!!
Los cursos de gestión de calidad afirman que la clave está en "decir lo que se hace y hacer lo que se dice". La perversión consiste en añadir adverbios a esas afirmaciones simples: "decir exhaustivamente lo que se hace e inexcusablementehacer lo que se dice". Para un burócrata, la inclusión de esos adverbios es su razón de ser; para nosotros, la tortura, el desencanto, la humillación de pasar más horas rellenando papeles que enseñando, experimentando, disfrutando de la docencia...
ResponderEliminarEs absolutamente indignante el tiempo perdido en papeleos y burocracia. Esto es así en la empresa privada, pero mucho peor en la administración y ¡ni que decir tiene en la educación!.
ResponderEliminar¿Estamos para perder el tiempo en rellenar ese tipo de papeles o para "hacer" y preparar nuevas formas de dar las clases? ¿Se los lee alguien de verdad? ¿O sólo los quieren para justificar su trabajo?
No se puede hacer todo! Pero, si por rellenar impresos o calcular estadísticas dejamos de hacer lo que debemos, que es poner todo nuestro esfuerzo en enseñar e innovar, mal vamos.
Hablamos de motivar a los alumnos ¿quién nos motiva a nosotros?...
Eduideas, hay documentos necesarios, por ejemplo, los balances de las programaciones, pero hay otros prescindibles. Yo me pregunto si es un indicador de calidad tener las programaciones, cuando todo el mundo sabe que son un trámite. Ahora bien, los balances recogen la realidad de las aulas, la manera cómo se abordan las variables de los cursos (número y tipología de alumnos, recursos...). No entiendo que ese documento en una auditoría se vea reducido a una tabla comparativa de horas.
ResponderEliminarCristina, tienes razón, hay que elevar la voz para pedir sensatez. Hay antecedentes en la Red de reinvindicaciones, pero la administración es poderosa y acalla lo que no le interesa.
Antonio, me gusta ese retruécano. El puntillismo administrativo roza los límites del absurdo. Un detalle: ¿sabes en qué se fijaron al auditarnos? En que coincidieran las fechas de entrega de la programación y de aprobación en las actas. Un descuadre hubiera significado un "suspenso" en este apartado. ¿Interesan las fechas en un documento en el que está en juego que los alumnos adquieran las competencias básicas que exige la administración y que todo ciudadano debería tener al acabar la ESO.
ResponderEliminarLaura, tienes razón, nuestro tiempo no tiene ningún valor para la administración. En cambio, todos sabemos que una de las claves de la buena educación es tener tiempo para la práctica reflexiva (planificar, ejecutar, revisar). Confío en iniciativas como Purposedes para aclarar aspectos de la educación que necesitan replanteamientos desde arriba. En la base, hay muchos docentes trabajando por el cambio desde hace tiempo. Convencidos, luchadores...
La perversión del término de “calidad” y la confusión entre “competencias” y “competición” crean estos monstruos. Los alumnos no son tornillos ni los educadores ajustadores.
ResponderEliminarNo podría estar más de acuerdo en lo que comentas de todos los agentes. ¿ Por qué no trabajamos juntos en pos de una educación mejor? Pues porque esta sociedad de consumo ha proclamado un individualismo que nos está costando mucho superar. Además como bien comentas, conceptos como " calidad" son más parecidos a una estrategia de marketing más que de educación.
ResponderEliminarUn abrazo
El año pasado viajé con una compañera en cuyo centro estaban sufriendo este tipo de auditorías dentro del llamado plan de calidad. Yo no lo había oído nunca hasta entonces y no daba crédito a lo que me contaba.
ResponderEliminarEs indignante que se trate a los alumnos como clientes, que se piense en los centros educativos como fábricas, que la administración educativa ponga su empeño en aspectos que nada tienen que ver con lo que la mayoría de profesores entendemos positivo para nuestros alumnos...
Corremos además el peligro de que estas situaciones vayan a más. ¿Qué se puede hacer? No lo sé. Pero iniciativas como Purposed, las redes creadas en Internet y que nos mantengamos en contacto y reflexionemos unidos, al menos es un consuelo, porque es muestra de que algo se mueve y tal vez pueda algún día propiciarse el cambio necesario.
Lu, me gusta mucho este documento al que llamáis "balance". Tal y como lo cuentas sería un diario de la experiencia en el aula, de la puesta en práctica de la programación con todas las variables que intervienen. En primaria este "diario de clase" lo he venido haciendo durante muchos años, pero nadie me lo ha pedido nunca; sin embargo para mí es el documento que mejor refleja mi práctica docente. Estoy contigo, en todo su afán burocrático se olvidan de la variable educativa más importante: las personas
ResponderEliminarMe parece muy interesante este debate,y es curioso, poque yo desde mi trabajo en la escuela, respiro más o menos como todos vosotros, y sin embargo, desde el contexto de la cárcel -proyecto chicass10- reivindico las evaluaciones de calidad para visibilizar lo que no se hace, y para que tenga voz la población reclusa.Yo creo que son necesarias.
ResponderEliminarY es seguro que habrá que cambiar el como y la finalidad, pero en el proyecto triangular que plantea Lu,bien podrían encargarse de esto los pedagogos.
Lo que sí os aseguro, es que desde los contexto educativos de exclusión y pobreza,es fundamental hacer una evaluación de calidad.No hacerla,conduce a la invisibilización y ninguneo de la població reclusa, y a que salgan de la cárcel peor que entraron.Eso sí,con cursillos y cursillos que e la vida real no sirven para nada.
Un saludo
Carlos Nicomedes, Carlos, Inés, ya veis que nuestros desvelos son los mismos. Siempre luchando contra el monstruo de las Administración.
ResponderEliminarJavier, el balance viene a ser un diario de clase con una reflexión final sobre el trabajo llevado a cabo en el trimestre. Es un documentos costoso de llevar al día, pero muy necesario porque nos oblia a hacer un ejercicio de autocrítica. Además, es muy útil cuando se hace el traspaso de alumnos de un curso a otro.
chica10, agradezco tus palabras porque son el contrapunto. Hablamos de educación en general y no deberíamos, porque los entornos varían y también los modelos.
Es interesante ese planteamiento triangular que muestras acerca de la educación. No sé si el triángulo podría pasar a ser un cuadrado, pues considero que la influencia de la familia es determinante, aunque supongo que tu planteamiento está hecho desde la perspectiva de la escuela, y que eso formaría parte de otro debate. Estoy de acuerdo en la importancia de esos balances de los que hablas, que supongo se corresponderán más o menos con las memorias que hacemos trimestralmente sobre la marcha del curso. Estas deberían ser el punto de partida para el trimestre o curso siguiente, pero lo cierto es que buena parte del profesorado lo entiende como un espacio para los lugares comunes y poco más. Tal y como están planteados estos informes resultan poco útiles por ese formalismo exagerado propio de la burocracia, y lo cierto es que los profesores estamos continuamente hablando de nuestras experiencias. No he sufrido una auditoría de esas características, y también soy consciente de la necesidad de "rendir cuentas", pero lo cierto es que, a estas alturas, aún no tengo claro adónde van.
ResponderEliminarEs interesante ese planteamiento triangular que muestras acerca de la educación. No sé si el triángulo podría pasar a ser un cuadrado, pues considero que la influencia de la familia es determinante, aunque supongo que tu planteamiento está hecho desde la perspectiva de la escuela, y que eso formaría parte de otro debate. Estoy de acuerdo en la importancia de esos balances de los que hablas, que supongo se corresponderán más o menos con las memorias que hacemos trimestralmente sobre la marcha del curso. Estas deberían ser el punto de partida para el trimestre o curso siguiente, pero lo cierto es que buena parte del profesorado lo entiende como un espacio para los lugares comunes y poco más. Tal y como están planteados estos informes resultan poco útiles por ese formalismo exagerado propio de la burocracia, y lo cierto es que los profesores estamos continuamente hablando de nuestras experiencias. No he sufrido una auditoría de esas características, y también soy consciente de la necesidad de "rendir cuentas", pero lo cierto es que, a estas alturas, aún no tengo claro adónde van.
ResponderEliminarDespués de escribir un comentario extenso, blogger no me deja.
ResponderEliminarVolver a empezar.
Decía que creo que un control externo es necesario pero que lo difícill son los criterios.
Equipos de gestión y profesorado deberían someterse a auditorías, pero quizás menos empíricas, deberían realizar dinámicas grupales o entrevistas individuales y seguro que leyendo entre líneas seguro que se hacían a la idea de la calidad de un centro concreto.
Básicamente era eso.
En Navarra la situación también es similar: da igual que los alumnos aprendan, que disfruten, que se ilusionen con la materia; lo único que la Administración va a pedir de mí es que redacte una programación que nadie va a leer, que haya completado correctamente los seguimientos trimestrales de programación, que entregue a tiempo la memoria, que explique los motivos por los que no he llegado a impartir los 5 temas del trimestre.
ResponderEliminarCon el programa de Calidad de Gestión incluso he oído hablar de "productos" en lugar de alumnos: el producto final debe alcanzar un dígito favorable.
No trabajamos en una cadena de productos, trabajamos con personas. Con adolescentes. Y los adolescentes no son números, no son cifras que se tengan que alcanzar.
¿Dónde queda nuestra voz en todo esto? Gracias por reabrir el debate, Lu
La casta de los burócratas-gestores-empresariales no han definido qué objetivos pretenden (¿ciudadanos conscientes, cultos, críticos e independientes?). No me imagino otros objetivos válidos. Para ello, al parecer, utilizan el lenguaje y las técnicas del manager system, equiparando la educación a un inmenso organigrama de flujos, inputs, outputs, que se puede visionar en parrillas y diagramas en que cabe la considerada eficacia del sistema. ¿Cómo mide la eficacia gerencial de mis clases que pretenden apuntar al corazón y la mente de mis alumnos? ¿Cómo visualizarlo objetivamente? ¿Cómo convertir el alma y la pasión en estadísticas útiles al partido de turno? ¿Quieren más aprobados para arreglar sus números? ¿O es que se entretienen con estos juegos de gestión y hay que jugar a satisfacerles mientras nosotros hacemos dentro del aula lo que nuestra propia aventura interior nos sugiere? Es como una doble realidad que yo imagino como la del mundo onírico. ¿Se imaginan que cada mañana tuviéramos que rellenar rejillas con infinidad de ítems sobre los sueños nocturnos para medir la eficacia de nuestras ensoñaciones para conseguir una adecuada gestión de nuestras horas nocturnas? Mis proyectos más hondos llevados a cabo en mi vida profesional, aquellos que implicaron alma y mente de mis alumnos, no fueron objetos de programación (yo no sabía qué iba a suceder. Lo supe después, interactuando con el grupo), no hice balance tampoco fuera de mi conciencia. ¿Metodología? Cada vez es diferente. Cada grupo humano requiere tácticas distintas y el que lo dirige no sabe qué va a pasar. ¿Podemos crear una doble realidad contable-estadística-gerencial de los productos que pretendemos generar? Eso es, al parecer, lo que pretenden estos psicópatas salidos del campo de la empresa. Lo que pase en el aula no les interesa, es un dato molesto, como demostró esa harpía gerencial que rechazó leer vuestros balances sobre la realidad. Yo no contaré a nadie de la administración mis sueños ni lo que pasa en el aula. En todo caso fingiré y les contaré exactamente lo que ellos quieren oír aunque tenga que inventármelo. Total, les interesa un higo. Sólo quieren estadísticas que les salven el culo y confirmen su "eficacia" de gestión.
ResponderEliminarHola Lourdes!
ResponderEliminarEstupendas palabras, gran aportación, y todas tan reales a pesar de estar en Comunidades Autónomas distintas. Como bien dices cada uno de los agentes que intervienen tienes propósitos distintos, y yo me atreveria a añadir un cuarto agente que tendemos a olvidar, y son la materia prima, el alumnado y sus familias.
Sinceramente pienso que en mercantilizar la educación es un grave error, que lo único que vamos a generar es una sociedad competitiva de la base cuando aquí estamos hablando de valores sociales como la cooperación, la solidaridad... nos los acabamos cargando por supuestas gestiones de calidad que no son más que papeles con números absurdos basados en papeles absurdos.
Las programaciones deberian dotarse de sentido, y me encanta el tema del balance, creo que es vital y que muy pocos hacemos. Gran ejemplo a seguir. También decir que en Primaria, por ejemplo, si nos vamos a la ley los contenidos son mucho más amplios que lo que puede recoger cualquier libro de texto en su programación, debemos vencer la barrera de la pereza y la falta de autoestima, valorarnos como merecemos y ser capaces de diseñar de forma conjunta lo que nuestro alumnado realmente necesita. No es tan dificil, es cuestión de diálogo y reflexión conjunta.
Un abrazo y gracias!
Carlota, tienes razón en que el triángulo debiera convertirse en un cuadrado. Los alumnos y las familias no pueden quedar al margen.
ResponderEliminarGorka, lo que tú propones es muy sensato. En lugar de una auditoría cuantitativa, una cualitativa. Pero, hoy por hoy, las auditorías corren a cargo de empresas que nada tienen que ver con la educación y expiden sellos de calidad a tenor de unas mediciones que se reducen a porcentajes, cifras, promedios...
Silvia, parece que en todas partes cuecen habas. Es una lástima. Una verdadera lástima que los controles de calidad se efectúen en todas las comunidades bajo los mismos parámetros estadísticos.
Joselu, tu enfado es también el mío. Yo también hubiera soltado los demonios, pero me contengo. Aunque agradezco que hayas dado el nombre exacto de las cosas. Fingir es una salida que más de uno ha planteado. Yo no sé si sabría hacerlo. Lo que sí sé es que no me voy a plegar a los requerimientos burocráticos.
Jaime, porque creo en el diálogo y la reflexión conjunta he aportado mi voz. Creo que este debate puede aportar nueva luz a las administraciones. Gracias a vosotros por abanderar la iniciativa.
Ayer,martes,les lleve a las chicas10,en formato texto,tu entrada,Lu, y los comentarios;durante la semana santa yo no podré ir a la cárcel,pero ellas van a leerlo despacito, y van a hacer sus propuestas sobre lo que entienden por educación.haremos un texto colectivo.Creo que en este debate tienen que tener voz las personas que no han tenido oportunidades, y que ahora que deberían tenerlas se las están negando otra vez.
ResponderEliminarMe dicen que os diga de su parte que les parece muy interesante el debate, y que estemos invitadas.
¡salud,libertad y mucha internet!!
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarPor suerte, mi centro se ha negado sistemáticamente a participar en el programa de calidad de la Junta de Andalucía. De modo que cambio de tercio:
ResponderEliminarEstando de acuerdo contigo, Lu, en todo lo que no es la educación, querría destacar tu última negación (un escaparate de tendencias sin
fundamento pedagógico) porque a veces tengo la impresión de que los profesores que trabajamos con las TICs perdemos de vista ese horizonte.
Lo siento. Me he ido por los cerros de Úbeda, pero como tu entrada es tan rica en cuestiones que me daba pie, ahí lo dejo.
Un abrazo y ánimo: no hay mal que cien años dure y como nuestra jubilación va para largo... ^___^
P.S.: El comentario borrado era en esencia igual a éste sólo que algo más impreciso: lo escribí en el autobús y desde el móvil.
Hola Lourdes.
ResponderEliminarDesde que leí la entrada de tu blog ¡Involúcrate! he empezado y desechado varios borradores (como tu misma has escrito) intentando expresar todas las ideas que me ha inspirado. Finalmente solo voy a expresar lo siguiente:
Las auditorias no son buenas ni malas. Se vuelven buenas o malas en función del uso que se les da. Para que sean buenas tienen que orientar hacia la mejora. Para ello ha de identificar los puntos débiles para que se conviertan en elementos de partida de propuestas para la mejora. También ha de identificar los puntos fuertes para poder afianzarlos.
Por lo que has escrito entiendo que el auditor de calidad no ha hecho una auditoria CON CALIDAD. ¿Lo habrán auditado antes a él?
Un saludo.
Chicas10, me parece una idea estupenda, porque su visión será muy distinta de la que tenemos extramuros. Ya nos contaréis. Y diles a las chicas de mi parte que valoro mucho su trabajo. Mucho, mucho.
ResponderEliminarJLG, lo que apuntas es cierto. A veces, nos vemos deslumbrados por las novedades tecnológicas. Creo que en esto de las TIC hay un proceso natural que va desde el deslumbramiento (o dicho coloquialmente “culo veo, culo quiero”) a la asunción meditada. Lo malo sería que nos estancáramos en la fase inicial del descubrimiento y no pasáramos a la reflexión sobre el uso de las herramientas TiC y los objetivos de aprendizaje que nos hemos planteado.
Me gusta que hayas tirado de ese hilo.
Josep, mientras me auditaban, solicité que me dijeran qué escribían acerca de la información que yo les proporcionaba. Tuve que levantarme para mirar a la pantalla del portátil de la auditora para leer “no hay evidencias del seguimiento de la programación”. Increíble cuando acababa de explicar el contenido de los balances y su función pedagógica. Fue entonces cuando entendí que allí empezaba y acababa todo. Me estaba auditando una abogada que desconoce absolutamente el intríngulis de nuestra profesión. ¿Quién la evalúa a ella? Nadie ella es el techo de este entramado.
Tengo que admitir que la auditoría ha permitido destacar nuestras fortalezas y debilidades, pero tengo mis dudas de que las debilidades se remedien para mejorar nuestra labor docente, creo que mejorarán la gestión administrativa, pero su influencia será menor en los cambios metodológicos.