A la tercera va la vencida

A la tercera… sí.
He experimentado una caza del tesoro con tres grupos diferentes de 4º de ESO y he ido adaptando el modus operandi según las circunstancias.
Decía en otro post que las cazas del tesoro son la trampa de la sencillez, pues son actividades que se avienen a los cánones clásicos de la enseñanza. No son más que un cuestionario cuya novedad es que hay que responderlo con recursos on line. Sencillo es un decir. Lo difícil es encontrar estrategias de aplicación que funcionen en el aula.
He utilizado –con éxito, creo- las cazas con alumnos de bachillerato, sobre todo para introducir las lecturas obligatorias. El método es sencillo: los alumnos responden el cuestionario en casa y en clase se responden las preguntas oralmente, al tiempo que se recogen las ideas principales en un mapa conceptual en la pizarra (¿analógica?). La respuesta a la gran pregunta es un ejercicio de expresión escrita que entregan, pues es evaluable.
Mi experiencia con la caza de la RAE ha sido distinta.
4ºA y 4ºB, por razones de horario, disponen de un aula de informática, una hora a la semana, en la que cada alumno trabaja con un ordenador. Les he dado las intrucciones de que respondieran la caza del tesoro en un documento de texto y que evitaran el copy & paste. Han trabajado individualmente y sólo en aquellos casos en los que la pregunta presentaba dudas, se han ayudado entre sí. Todos han acabado; sin embargo, en la puesta en común, he constatado dos evidencias: de nada han servido mis recomendaciones, el resultado ha sido un copia y pega en toda regla. (¡Cachis!)

4ºC no puede ir al aula de informática; en su lugar, tiene asignada la biblioteca donde sólo hay 9 ordenadores (8 para los alumnos y 1 para el profesor). Son 20 alumnos, 3 de ellos recién llegados, 2 de la República Dominicana y 1 de Brasil. Como veis, no salen las cuentas.
He dado las instrucciones a todos de que se sentaran por parejas y he establecido otras pautas. Les he propuesto una simulación: ser profe por un día. Tenían que responder la caza del tesoro con un objetivo: obtener información para explicar a los nuevos qué sabían de la RAE y sus diccionarios.
Mientras unos trabajaban, yo he estado poniendo al día a los nuevos y mostrándoles cómo consultar los diccionarios virtuales. El resultado ha sido bien distinto. A medida que iban hallando la información, iban redactando el texto. Copiar y pegar no les ha valido porque debían reescribir la información y adaptarla a lo que sería su exposición. No todos han terminado, por lo que hemos tenido que invertir otra media sesión. En la puesta en común de las respuestas, los resultados han sido mucho mejores. Se han cumplido los objetivos: trabajar las destrezas de la compresión de textos, la estructuración de las ideas en la redacción del texto escrito y en la exposición oral del mismo.

Moraleja: ¡Qué peligro tienen las cazas del tesoro si no se diseña una actuación en el aula que evite la mera copia de información!

Addenda:
La Red educativa está muy surtida de materiales; sin embargo, escasean las descripciones de estrategias, pautas de secuenciación y actuación en el aula (¡Cachis, otra vez!).