Cuando llegan estas fechas, rescato un texto de Maruja Torres al que tengo especial aprecio.
Hoy pienso leérselo a mis alumnos de 4ºESO. A modo de tapita. Y de paso, les explico el recurso de la animalización.
A los alumnos de bachillerato, también se lo leeré; pero ellos tienen guinda (un cuestionario). Inevitable.
METAMORFOSIS
La mujer salió de su casa, y era una buena mujer. lo había sido durante toda su vida. Ese día, sin embargo, una fría determinación le roía las entrañas mientras avanzaba, el bolso bien sujeto, camino del lugar donde iban a producirse los hechos.
Por momentos sentía que le temblaban las piernas, pero si su cuerpo flaqueba, su mente no se permitía vacilar. Pensó en sus hijos. Pensó en su marido, honrado y trabajador, feliz con su fútbol, su tele y su chándal para ir al campo los fines de semana. Pensó en el equipo necesario para las vacaciones, tan inminentes ya.
Más decidida que nunca, atravesó la puerta de los grandes almacenes. El aire procedente del acondicionador le heló la nuca y serpenteó por un momento entre sus muslos, y ésa fue la última sensación humana que iba a experimentar en varias horas.
-¡Reeebaaaajaaas! -rugió.
Braceó hacia la horda que bramaba en el interior. Ya no pensaba en su familia. Como el cazador, sólo alimentaba un deseo: conseguir la mejor presa; como el sabueso, únicamente aspiraba a hincar el diente en la carne más tierna. Alargó ambas manos hacia una combinación de seda sintética rebajada puesta a mitad de precio -previamente se había colgado el boso en bandolera-, y una manada de tiburones abrió amenazadoramente las fauces frente a ella. La mujer se aferró con todas sus fuerzas a la prenda. Vio que las manos se le habían vuelto peludas, sarmentosas y con las uñas muy largas curvadas hacia dentro, pero no le importó. Arrancó la combinación de entre los colmillos de los escualos y siguió abriéndose paso entre los aullidos.
En la segunda planta tuvo que despedazarle la carótida a una rinoceronta de vestido floreado que trataba de apoderarse de una cesta para pic-nic; en la tercera, se hizo a zarpazos con dos pares de zapatillas de deportes; en la cuarta fue corrida a cornadas por una banda de búfalas que se empecinaban en conseguir una cocinilla portátil a butano; en la quinta estuvo a punto de morir picoteada por una nube de avispas venenosas, pero huyó en cuanto se dio cuenta de que no necesitaba un tresillo.
Cuando salió a la calle, tardó unos 20 minutos en recuperar su aspecto habitual.
Procedencia de la imagen
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Recomiendo especialmente este artículo: Acerca del vocabulario español de la animalización humana, de Isabel Echevarría.
Vaya, tú también has salido de compras hoy. Te he dedicado una imagen de esas que tanto te gustan (con gazapo, pero éste es de tipo matemático, sorry!)
ResponderEliminarEspero que no hayas dramatizado la lectura y te hayas animalizado en clase. "Hormigueo" me entra sólo de pensarlo.
El macho, mientras, espera agazapado junto a un parque infantil. Muestra el semblante derrotado, sabedor de que una vez más deberá cazar ración doble para reponer la visa.
ResponderEliminarUn saludo.
Tengo una alumna que tiene un blog que recrea magníficamente la pasión femenina por las rebajas. Se llama "Chicas alteradas" y está en http://chicasconalteracion.blogspot.com/
ResponderEliminarTiene gracia. La chica escribe bien aunque está devorada por el tema de la moda. Ya conocía el relato de Maruja Torres, que es muy revelador de esta fiebre consumidora.