8 de mayo de 2009

Se van

Se van. Regresan a su país. Llegaron buscando la estabilidad económica. Encontraron trabajo y lucharon por la reagrupación familiar. Algunos consiguieron reunir a toda la familia en un país hermano, que los acogía con esperanzas de un futuro mejor, en el que tenían asegurada la asistencia sanitaria y la escuela para sus hijos.
Unos llegaron hace mucho; otros, relativamente poco; y algunos hace escasamente unos meses. Sea como sea, se desvanecieron todos sus sueños y emprenden el regreso a su país de origen. Sin promesas. Y sus hijos lo saben. Saben que la vuelta es una rendición, un fracaso. Por ese motivo, se rebelan contra un entorno que no ha sido siempre hostil, pero que ahora les expulsa porque no ofrece seguridad a sus familias.

Se van. Abandonan el instituto. No son ni uno, ni dos. Son hijos de inmigrantes que llegaron al instituto con la etiqueta de "recién llegados" y que lucharon por aprender una lengua extraña que no sabían ni que existiera (el catalán). Se esforzaron por alcanzar la integración social y académica. Ahora todos esos logros no cuentan. Tienen que hacer las maletas y aligerar su equipaje emocional para que no pese tanto que no puedan soportarlo.

En enero, despedimos a M******. En breve, se marchan dos más, y nos han notificado nuevos casos posibles. Estamos asistiendo a un goteo inverso. Hasta el año pasado recibíamos alumnos durante todo el curso. Éste constará en las actas como el inicio de las despedidas.

¡Maldita crisis!


14 comentarios:

  1. Institutos como el mío se nutren en un alto porcentaje de la inmigración. También aquí se nota el goteo, aunque los rumanos, que son el grupo mayoritario, todavía están resistiendo como pueden. Nos afecta a los profesores (a algunos en forma de pena y a otros de alegría), pero también se nota en sus compañeros.
    Esperemos que esto no dure mucho.

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  2. Ahora es el momento de ser conscientes de las aportaciones que nos ha traído la inmigración en forma de riqueza humana. La crisis -maldita, sí, pero necesaria en muchos sentidos- nos cambiará hasta extremos que todavía no sospechamos. Habría que intentar definir cómo debe ser la nueva sociedad que emergerá después de esta crisis, pero de eso oigo hablar muy poco o nada. Parecería que lo único que hace falta es que de nuevo se vendan pisos y coches. Este goteo del que hablas es un síntoma de esa crisis en el lado más vulnerable y humano.

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  3. En Madrid también se nota; Coslada acoge muchísima población rumana y aquí el retorno empezó en otoño. Algunos de los que se han ido ni siquiera habían empezado a acostumbrarse; otros sin embargo llegaron hace años y ya no saben de dónde sentirse. Yo llevo cinco bajas en lo que va de curso...A mí me parece que no ha hecho sino empezar.

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  4. En mi instituto de momento sólo he oído hablar de una rumana de primero que se vuelve, pero imagino que el goteo será de igual manera. Me ha gustado mucho tu entrada porque expone otro punto de vista, diferente al habitual de los intransigentes que creen que la expatriación de inmigrantes solucionará los problemas. Y también me ha gustado mucho el comentario de Joselu, con quien estoy plenamente de acuerdo.

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  5. Ese es el primer indicativo de la crisis, sin duda; pero puede haber otro, en el que nadie piensa, y nada descabellado: que sean los propios españoles los que se vean obligados a emigrar, como ya sucedió en el pasado. Eso sí cambiaría la mentalidad de muchos intolerantes...

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  6. Antonio: Mi instituto también tiene un elevado porcentaje de inmigrantes. En su mayoría son hispanos (argentinos y uruguayos) o bien magrebíes. Los chicos no llevan bien las separaciones. Dejemos lo que opinan algunos docentes sobre el efecto inverso para el olvido.
    Joselu: Efectivamente, la crisis afecta a los más débiles. Lo que suceda en adelante es todavía un enigma. Quienes pronostican cambios, de momento, solo se refieren a las cifras, y no a las secuelas que esta crisis va a causar en las relaciones humanas. Aunque algunas las podemos adivinar.

    Carlota: Yo sólo he mencionado las bajas de 2º de ESO. Sé que hay muchas más y tu comentario me confirma que es un fenómeno que acaba de empezar.

    Juliii: Los que defienden la expatriación, la expulsión... no tienen cabida en este espacio.

    Como dice Esteruca, veremos si los nuestros también tienen que marcharse. He vivido el desarraigo en mi familia y os puedo asegurar que es un mal incurable.

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  7. “Siempre hay otro lado. Si una parte del mundo vive al “otro lado”, parece claro que nosotros habitamos en otro. De tal manera que siempre venimos a estar al otro lado de alguien o de algo. Potencialmente, todos podemos ser unos desplazados; en cualquier momento el prójimo (el próximo) nos puede convertir en el otro y expulsarnos o poner una barrera que separe nuestra casa, nuestro paisaje, nuestra identidad. Y el hecho de que nos toque en el lado bueno o en el equivocado, no depende de nosotros. Ésta es la paradoja del mundo que hemos construido…” Eusebio Lázaro, actor, acerca de la obra “El otro lado” de Ariel Dorfman.

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  8. Carlos, ¡qué cita tan indicada!

    Gracias

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  9. Me temo, Lu, que este fenómeno es cada vez más frecuente y sucede en más lugares de los que pensamos. En mi centro, en concreto, no paran de llegar nuevos alumnos hasta el mes de mayo -incluso- y también cada vez se van más: rumanos, marroquíes, hispanoamericanos... Supongo que son procesos inherentes a la propia inmigración, pero siempre son dolorosos y, desde el punto de vista académico, un tanto frustrantes. En fin...

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  10. Anónimo12:03 a. m.

    Mucha suerte, e imaginación para todos los que estos días deshacen caminos. También para Lu, también para los comentaristas.
    SAludos

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  11. Hola Lu, estoy buscando cursos para este verano relacionados con didáctica, lengua o el uso de las TIC que sean interesantes. Ya que tú estás más en el mundillo, si conoces alguno que vaya a estar bien, agradecería que me informases. MUchas gracias.

    Saludos

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  12. Es triste ver que la crisis la pagan siempre los más débiles, ya sean españoles o extranjeros.

    Mucha gente vuelve a su tierra porque aquí las oportunidades han desaparecido. Pero por desgracia el drama no es mayor para quienes regresan, sino para aquellos que la vuelta no es una opción. Éstos pasarán cualquier penalidad y cualquier abuso, pero no regresarán.

    Esperemos que la luz aparezca pronto al final del túnel.

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  13. Maldita crisis, no!, ¡maldita vida!

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